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Mostrando entradas de septiembre, 2014

Dos poemas de Chamario

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Ana la rana Cuando Ana la rana llegó a la ciudad supo que ya nadie usaba la A. Quiso pedir agua, quiso pedir pan, pero no podía sin esa vocal. Nadie comprendía  su latín vulgar, lengua de pantano, ronca y gutural. Pero Ana la rana era sabia y tal; dejó las palabras para los demás. Se buscó una hoja y un lápiz labial y habló con dibujos sin tener que hablar. Y después, al irse, muy sentimental, dibujó una mano   casi natural, moviéndose lejos... Y un punto final… Eduardo Polo Canción La mi madre canta Para me dormir Y en la su garganta Oigo una perdiz. El mi hermano juega Siempre a me vender De la su bodega Queso, pan y miel. El mi perro ladra Para me seguir Por la nuestra cuadra De principio a fin. Allá en la mi escuela Dibujo en color Un barco de vela Con el mi creyón. Termino el mi cuento Por me despedir. Ya cantando siento La mi madre al viento Para me dormi

El día que no conocí a Julio Cortázar

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