Castro


Mi padre decía
mejillas temblorosas
ojos rojos
¡llora como un hombre!
Mi padre decía
miedo en el cuerpo
aliento a desesperación
¡habla como un hombre!
Una y otra vez
mi padre decía
¡duerme como un hombre!
¡corre como un hombre!
Y un hombre era él
yo no podía ser más que un niño
afeminado y torpe
sumido cada noche en cavilaciones
inútiles sobre la muerte y el amor.
Durante años
no supe llorar
ni hablar
ni dormir
ni correr.

Autor: Alejandro Castro. Libro: No es por vicio ni por fornicio. Uranismo y otras parafilias. Editorial: Monte Ávila Editores, 2010

Comentarios

Entradas populares de este blog

Reláfica de la Negra Hipólita, nodriza de Bolívar. Andrés Eloy Blanco

La brujita encantadora y su secreto admirador, Gregorio.

Historias que espantan el sueño. Fedosy Santaella