Raymond Carver


Un alumno y amigo de Raymond Carver, Jay McInerney, escribió un año después de la muerte del escritor:


"Como digo, hablaba entre dientes, y aunque, en principio, pudiera parecer un simple tic, como el crujir de los nudillos o el balanceo incesante del pie, ahora creo que se trataba de un acto de humildad y profundo respeto hacia el lenguaje que casi se convertía en temor: una reflexión acerca de cómo las palabras han de ser manejadas con sumo cuidado. Como si fuera imposible decir lo que se quiere decir. Como si hacerlo, incluso pudiera resultar peligroso. Oyéndole hablar sobre la escritura, en el aula o en el salón de la enorme casa victoriana que compartía con Tess Gallagher en Syracuse, descubrías a un escritor que amaba las palabras que los maestros le habían legado, temiendo no ser meritorio de semejante instrumento. Su respeto hacia el lenguaje, un acto de humildad extrema, se percibe en cada frase de su obra"

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