Fiestas infantiles

Una de las cosas que menos me gustan de las actuales fiestas infantiles es que, en la mayoría, contratan "animadores" o "recreadores" para que entretengan a los niños. Muchos de ellos se derriten en súplicas para que los invitados se integren a sus "dinámicas" de entretenimiento porque es necesario convencer a los papás, al facebook, al instagram y demás redes sociales que, efectivamente, la pasamos "genial" en el cumpleaños de la “amiguita” o el “amiguito”.
Yo preferiría que los niños tuvieran la oportunidad de decidir qué hacer con su tiempo, que escogieran correr solos o acompañados, saltar, jugar al escondite cualquier otra cosa, pero no, de repente han surgido mánagers que nos guían por el complejo mundo de las fiestas infantiles. Quienes además se dan la tarea de comenzar a crear estereotipos de cómo, cuándo y dónde divertirse, también deciden cuando un niño o niña es aburrido o aburrida porque no quiere, no le gusta, se apena, entre tantas razones que se me ocurren de forma rápida en este momento, del por qué no quiere participar en esa divertida e infalible “dinámica”, excluyéndolo de toda la gama de juegos que consiste en participar en equipos que los hacen ser los mejores de la fiesta: “los campeones”, “los arrasadores”, etc.   
Me pregunto, ¿qué pasa con el niño o la niña que no quiere participar? Y no sólo eso, ¿qué pasa con los padres de esos niños que repentinamente se vuelven objeto de todas las miradas? Y muchos de ellos (que aún siendo adultos no pueden manejar la presión social) les terminan diciendo a sus hijos o hijas: “bobo” o “boba” porque no quiere participar en tan entretenido divertimento. Y comienzan a agarrar a la pobre criatura, a halarla por los brazos, a halarle la franela suplicándole que se integren, en definitiva para no sentirse ellos tan desintegrados.
Debo confesar que para mí resulta una agonía grande que lo que se supone debería ser un espacio para compartir libremente, se convierta en una tarde de egos rotos, autoestimas lastimadas y relaciones descalabradas.
Pero finalmente, lo que más me preocupa es si este modelo se seguirá repitiendo hasta la adultez y hemos crecido en medio de este tipo de ambientes tan entretenidos que ni siquiera hemos tenido la capacidad de darnos cuenta. ¿Se repetirá este modelo se repetirá a otros niveles? ¿Hasta qué punto decidimos qué hacer con el tiempo de nuestra vida?

Lo digo porque últimamente me he sentido que estoy en una fiesta de este tipo: me piden que salte con un pie y salto, me piden que mueva la cadera y la muevo, me piden que aplauda dos veces y aún sabiendo que no tiene ningún sentido, yo, aplaudo las dos veces. 

Comentarios

  1. A veces se aplaude, y a veces saca la lengua y vete pa donde te dé la gana. No te sientas tentada a asistir a todas las fiestas que te invitan. Tú sabes dónde se naturaleza esta enredada madeja de divertimentos falos ( quise decir, falsos)en las ridículas redes sociales, donde todos quieren ser vistos. No parece estar de moda sonreír por sonreír, observar el entorno, extasiarse en una puesta de sol. Cada día más cerca de la tecnología y más lejos de nosotros, del pequeño mundanal de una conversa entre amigos sin necesidad de postearlo!. Menos mal, la alegría habita tu casa, no hace falta ir a la fiesta, tu vida es una fiesta. Disfrútala!

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