La literatura como exploración
De un tiempo para acá
escuchamos de manera recurrentes en niños, jóvenes y adultos el aburrimiento
que les causa la lectura. Creo necesario preguntarles a esas personas ¿Por eso
van a dejar de leer? Si ocurriera lo mismo con el cine o la televisión no
existirían en la actualidad. ¿Cuántas películas, series o telenovelas malas no
hemos visto? ¿Por eso hemos dejado de ir al cine o ver la televisión? Es
necesario que los docentes entiendan que todo acontecimiento nuevo es un reto,
un desafío. Es necesario arriesgarse e intentar buscar qué es lo que nos
interesa a la hora de leer, o cuáles son nuestros gustos literarios.
Evidentemente el docente debería saber adaptarse a los gustos o intereses de
sus estudiantes y, a partir de esas necesidades, comenzar a investigar qué se
ha escrito sobre esos temas que puedan interesarles.
La escritora Louise M. Rosenblatt publico un libro titulado
“La literatura como exploración”, donde elabora una definición de la lectura
que es necesaria asumir desde las escuelas, la lectura literaria. Ciertamente
en la educación media y básica ha utilizado a la literatura como un medio y no
como un fin, es decir, un medio para aprender valores, para aprender normas,
para tener acceso a algo más que a ella misma. Esta escritora propone una
lectura literaria, es decir, una lectura que no muestre, ni trate de enseñar
algo que esté fuera de las mismas competencias literarias: el placer de la
lectura, el goce por las palabras, vivir
a través de lo que está siendo creado. Este tipo de lectura y los textos
que ella propone se pueden utilizar para un acercamiento a ella, y a medida que
se adquieran ciertas destrezas literarias el contenido y la forma de los textos
puede irse complejizando.
Si hemos utilizado la lectura para mostrar otros valores que no son
literarios es de esperar que el estudiante no vea nada interesante en ella
porque no ofrece nada novedoso ni lúdico. Es necesario que el docente se aparte
de esa noción preconcebida de manera errónea que lo ubica en un altar supremo
desde el cual tienen que salir todas las ideas y respuestas y, desde la
humildad aprenda a escuchar las necesidades e intereses del otro.
Bruno Bettelheim y Karen Zelan han publicado un libro donde tratan de dar
respuesta, o de resolver el problema del desinterés por la lectura en la etapa
escolarizada, y por ende, en el resto de las etapas de la vida del individuo.
El primer problema o inconveniente que señalan se refiere al hecho de que los
planes de lectura son elaborados sin preocuparse por los intereses de los
niños. Dicen: “Dado que la mayoría de la
gente sólo lee cuando realmente le interesa lo que está leyendo, todos los
esfuerzos, desde el mismo principio de la enseñanza de la lectura, deberían ir
dirigidos a ese objetivo” (2001:44)
Se debe partir siempre desde la realidad del niño, que en este caso es a
quien se trata de incentivar, es decir, no se puede tratar de imponerle
lecturas y estrategias para llevar a cabo algo que no es apropiado; esto debe
surgir de acuerdo a sus intereses y a las etapas por las que esté pasando, a
partir de aquí es que deben surgir las lecturas y las estrategias.
A propósito dice la cantautora y poeta María Elena Walsh: “Sería importante
que el maestro desterrara de su mente el prejuicio de que la poesía es útil,
aplicable o alusiva a temas escolares. La poesía no alude más que a sí misma,
sopla donde quiere y es preferible que no forme parte del temario sino del
recreo, que se integre más en el juego que en la instrucción” (1997:77)
Por esto es indispensable, necesario y urgente que la literatura sea un
medio de expresión, que sirva para ampliar los sentidos, también para suavizar
un poco a la educación formal, y al niño que es producto de ella; que el único
fin que se tenga sea el de una entrega placentera entre el texto, el maestro y
el alumno.
Recomendaciones sobre la lectura surgidas a partir del libro “La
literatura como exploración”:
1. Motivar al alumno a analizar el comportamiento de los personajes de la
historia, esto ayudará al niño a “ponerse en los zapatos” de los demás y a
comenzar a respetar y comprender las acciones propias y de los otros.
2. Permitir que el estudiante se exprese libremente en relación a la obra
literaria, el docente no debe molestarse cuando su selección de lectura no ha
sido la correcta, por tanto debe darle libertad a los alumnos de comunicárselo.
3. Dejar que en la discusión de las
obras los temas surjan de manera espontánea por las consideraciones de los
estudiantes, el docente debe dirigir la discusión aprovechando para explicar
ciertos aspectos teóricos en los temas surgidos, pero no debe monopolizar la
clase, las ideas siempre deben surgir de la dinámica de discusión. La teoría
debe surgir cuando ya el estudiante haya vivido la experiencia, no antes.
4. Es preferible que la reacción del
estudiante sea genuina a que trate de copiar las reacciones del maestro.
5. El docente debe ayudar al estudiante a aclarar sus ideas.
6. El docente debe estar alerta a los comentarios que tengan posibilidades.
7. El docente debe dar confianza a los alumnos más tímidos.
8. La lectura debe vincularse a las experiencias pasadas y presente de los
estudiantes para darle mayor sentido.
9. Como a través del libro se manifiesta la cultura es necesario que el
estudiante sepa que la visión del autor, o la suya no es la única, hay muchas
posibilidades y es necesario que todas sean respetadas.
TEXTOS MENCIONADOS
§ Bettelheim, Bruno; Zelan, Karen (2001) Aprender a leer. Editorial Crítica. Barcelona, España.
§ Rosenblatt, Louise (2002). La
literatura como exploración. Fondo de Cultura económica. México, D.F.
§ Walsh, María Elena (1994). La
poesía en la primera infancia. Asociación de literatura infantil y juvenil
de Argentina, Buenos Aires.
Texto publicado en la Revista Movimiento Pedagógico, Fe y Alegría
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