¿Nos preparan para cuál vida?

Para mí siempre ha sido interesante, no sin bastante sufrimiento debo aclarar, ver a los niños que ingresan a los centros escolares, a los que inician su educación preescolar. Antes de seguir, debo hacer una salvedad que he dicho en diferentes espacios, siento que en nuestro país la única etapa de la educación que funciona es la educación inicial, tanto pública como privada, porque la gran mayoría de las maestras y maestros responden a las necesidades de los niños y niñas que atienden, es decir, tratan de ser un poco más amenos, pareciera que no odiaran a los niños y, en algunos casos incluso se vislumbra un poco de cariño hacia ellos.  Para mí muy difícil no usar la ironía cuando hablo de educación, es más, procuro evitarla al máximo, sin embargo debo aclarar que el tono irónico no es para enjuiciar a las maestras y maestros que hacen su labor diaria, mi tono irónico busca denunciar este sistema que ha sido tan difícil cambiar y en el que todos hemos sido víctimas y victimarios.
 Después de tanta aclaratoria, lo que quisiera escribir hoy, tiene que ver con los llamados procesos a adaptación, que es un periodo en el cual los niños deben asimilar  la nueva dinámica escolar, es decir, el hecho de ir a la escuela, de estar fuera de la casa alrededor de 5 horas diarias, alejado de los padres y familiares que los han cobijado, acompañado y atendido desde sus nacimientos. Este periodo, según la educación formal, podría comenzar a los 3 años, pero en muchos centros de cuidado “maternal”, comienza mucho antes, y para los niños menos afortunados incluso a los pocos meses de vida.  
Hay niños para quienes este proceso de adaptación es asimilado de forma inmediata, niños que responden de forma satisfactoria al comportamiento estandarizado que se espera durante este periodo, pero para otros niños esto resulta realmente una tortura. Mi verdadera preocupación es ¿Qué pasa con estos niños? ¿Qué pasa con ellos allá adentro de su ser? ¿Qué pasa con sus padres que sufren con ellos sin saber qué hacer? ¿Qué pasa con quienes les rodean que muchas veces toman posiciones muy alejadas de la empatía?
Escuchamos decir a los expertos en materia, que es normal que en esta etapa los niños lloren, muerdan, peguen, no coman y un largo etcétera de comportamientos negativos que acompañan estos procesos. Y muchas veces he visto madres angustiadas por sentirse presa de todas las miradas, sin tener la valentía de tomar una decisión porque se encuentran entre el sufrimiento de sus hijos y los psicólogos, orientadores, maestros, psicopedagogos y demás especialistas que les piden que continúen con el proceso de adaptación porque después de iniciado este camino, lo peor es arrepentirse y volverlo a empezar.

Estoy convencida que todos los padres desean lo mejor para sus hijos, pero al desear “lo mejor” muchas veces consentimos cosas, actitudes, comportamientos en pro de algo que en el futuro los beneficiará. Hemos escuchado desde el nacimiento de cada niño que: “Lo mejor es que no se acostumbre a los brazos”, “Lo mejor es que empiece lo antes posible el colegio”, “Lo mejor es que duerman solos”, “Lo mejor es que tome tetero”,  “Lo mejor es que aprenda a leer antes de los 3 años”, “Lo mejor es que le toque una maestra en primer grado que sea estricta para que después no sufra” y así podríamos continuar con una larga letanía de consejos acerca de qué es lo mejor,  argumentado que el éxito del futuro está sustentado en el sufrimiento de hoy.

Yo no sé cuál será la mejor decisión, tampoco cuestiono a ninguna madre por decidir escolarizar a un niño de 1 año o por decidir no hacerlo. Lo que sí creo que deberíamos cuestionarnos todos es ¿Por qué los niños necesitan adaptarse al colegio? ¿Qué pasa con las Escuelas de Educación en nuestro país que pasan los maestros 5 años estudiando para especializarse acerca de las etapas biológicas, psicológicas y cognitivas de los niños para que después sean ellos quienes se tengan que adaptar? ¿Cuál es la naturaleza de nuestras escuelas que precisan que los niños se adapten? ¿Qué pasa con la voz interior de ese niño que no se adapta? ¿Para cuál vida se puede estar preparando un niño que debe estar uniformado, sin llevar juguetes a la escuela, pasando 4 horas sentado  escuchando a un adulto sin poder interrumpir, de 7 a 12 de la mañana y de lunes a viernes? ¿A los niños realmente les interesa vivir esa vida? ¿Cuál es esa vida para la cual nos están preparando?

Las ilustraciones que acompañan este breve texto las tomé de la hermosa película animada brasileña llamada O menino e o mundo (2013), que es la historia de un niño que deja su vida en el campo por ir tras la búsqueda de su padre, emprendiendo así un recorrido por un mundo totalmente contrapuesto a lo que ha vivido durante su infancia. Es una película hermosamente realizada, tanto en la animación como en la propuesta musical. 

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