I
mientras dos hombres nos observan
no importa lo que hagamos,
siempre miran
tienen la costumbre de mirar al otro:
sus manos, sus bolsillos, sus carteras.
Siempre hay alguien que mira y te sigue
los sientes en el costado, en la nuca,
casi rozan nuestras presencias.
los sientes en el costado, en la nuca,
casi rozan nuestras presencias.
Nunca sabrás qué detonará el acercamiento.
Están acechando como la muerte.
No hay tregua para ellos.
Fotografía: Luis Ángel Barreto
II
Nos acostumbramos a andar como si no supiéramos
de sus presencias que detonan catástrofes.
de sus presencias que detonan catástrofes.
"Haznos invisibles" repetimos cada noche
y poco a poco desaparecen las ventanas,
las puertas,
todos los agujeros de las paredes.
Solo nos rodea el encierro
y la certeza de que cada día perdemos visibilidad.
III
Esta mudez que me imposibilita gritar
ha ganado espacios
se ha movilizado a los rincones,
demostrando que su presencia
ahoga voces
impide pensamientos
cultiva tempestades.
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