Crecer al revés. Shel Silverstein







Mezcla una mueca, una queja y un gruñido,
¿y qué obtendrás? Pues, al viejo don Guido,
el más cascarrabias que yo he conocido.
Todos lo llamamos don Guido el Crecido.
Por algunos años lo hemos escuchado
decir “ya, maduren” muy malhumorado.
Decía, “sean corteses, finos e instruidos.
¿Por qué se pelean, por qué hacen ruido?
¿Pero, por qué llevan tan sucia la ropa?
Díganme por qué la nariz no se soplan.
¿Por qué alborotan? Callen, mozalbetes.
¿Por qué no recogen al fin sus juguetes?
¿Por qué odian tanto lavarse las manos?
¿Por qué traen de arena llenos los zapatos?
¿Pero por qué chillan cuando estoy dormido?
¡Crezcan ya!”, gruñía don Guido el Crecido.


“Guido el Crecido”, dijimos una vez,
“¿por qué no trata de crecer al revés?
¿Por qué no trata de caminar a gatas?
¿Por qué no hace ruido con aquellas latas?
¿Por qué no intenta subirse a ese árbol?
¿Por qué no patea una piedra o algo?
¿Por qué no mastica un chicle de bomba?
¿Por qué no se ríe o brinca la comba?
¿Por qué insiste tanto en lavarse las manos?
¿Y por qué no juega béisbol con su hermano?
¿Y por qué no grita, canta, pita o chilla?
¿Por qué no se come un helado de barquilla?
¿Y por qué no llora cuando está muy triste?
¿Por qué en ocasiones no nos hace un chiste?
¿Por qué con su padre nunca se acurruca?
¿Por qué una paleta de miel no se chupa?
¿Por qué ya no cree en fantasmas ni hadas?
¿Por qué no le gustan las guerras de almohadas?
¿Por qué no cree usted en estrellas fugaces
y no le interesa un baile de disfraces?
¿Por qué ya no va a las carreras de sacos
o por qué no brinca igual que los sapos?
¿Por qué no sonríe, don Guido el Crecido?
¿Por qué usted no crece al revés como digo?”

Y Guido el Crecido con ceño fruncido
se rascó la frente y algo decidido
dijo en voz muy baja, dijo de una vez,
“Tal vez trataré de crecer al revés”.

Don Guido el Crecido empezó a cantar
y algo muy raro empezó a pasar:
por ratos hacía caras muy extrañas
y ganó carreras que eran una hazaña.
Se pasaba el día colgado en las barras
y la noche entera cazando cigarras.
Tocaba bocina, golpeaba el tambor
y chicles de bomba compraba un montón.
Hablaba de duendes, cantaba y bailaba
y un día creyó haber visto un fantasma.
Se hizo campeón de guerra de almohadas
y se iba a dormir pensando en las hadas.
Volaba cometas, pateaba las latas
y con tierra o fango todo se ensuciaba.

Dibujó, pintó, tiró algunas piedras,
y en los pies cargó con bastante tierra.
Se comió catorce trozos de bizcocho,
imitó a Pluto y al Chavo del Ocho.
Se le aflojó un diente, le salió un chichón,
se trepó en el techo y gozó un montón.
Se rompió una pierna y usó muletas,
se subió a los árboles, montó patineta.
Adoptó un perro e hizo mil maromas,
hizo payasadas, hizo muchas bromas.
Jugó baloncesto y jugó voleibol,
codos y rodillas él se lastimó.
Cuando se enojaba escupía y pateaba.
Cuando estaba triste gemía y lloraba.
Usó un sombrero que no le servía,
aprendió karate y otras boberías.
Rió como un tonto, se chupó el pulgar
y se acurrucó con papá y mamá.
Usó pantalones rotos y manchados,
caminó la lluvia descalzo y mojado,
gritando a todos una y otra vez:
“Es más divertido crecer al revés”.

Tomado del libro: Con todo. Poemas y dibujos de Shel Silverstein. Traducción: Georgina Lázaro. Lectorum Publications, Inc., 2011. Pág. 77-79.


Growing down

Mix a grunt and a grumble, a sneer and a frown,
And what do you have? Why old Mr. Brown,
The crabbiest man in our whole darn town.
We all called him Grow-Up Brown:
For years each girl and boy and pup
Heard “Grow up, grow up, grow up.”
He’d say, “Why don’t you be polite?
Why must you shout and fuss and fight?
Why can’t you keep dirt off your clothes?
Why can’t you remember to wipe your nose?
Why must you always make such noise?
Why don’t you go pick up your toys?
Why do you hate to wash your hands?
Why are your shoes all filled with sand?
Why must you shout when I’m lying down?
Why don’t you grow up?” grumped Grow-Up Brown. 
One day we said to Grow-Up Brown,
“Hey, why don’t you try growing down?
Why don’t you crawl on your knees?
Why don’t you try climbing trees?
Why don’t you bang on a tin-can drum?
Why don’t you chew some bubble gum?
Why don’t you play kick-the-can?
Why don’t you not wash your hands?
Why don’t you join the baseball team?
Why don’t you yell and jump and scream?
Why don’t you try skipping stones?
Why don’t you eat ice cream cones?
Why don’t you cry when you feel sad?
Why don’t you cuddle with your dad?
Why don’t you have weenie roasts?
Why don’t you believe in ghosts?
Why don’t you have pillow fights?
Why don’t you sleep with your teddy at night?
Why don’t you swing from monkey bars?
Why don’t you wish on falling stars?
Why don’t you run in three-legged races?
Why don’t you make weirdie faces?
Why don’t you smile, Grow-Up Brown?
Why don’t you try growing down?”
Then Grow-Up Brown, he scrunched and frowned
And scratched his head and walked around,
And finally he said with a helpless sound,
“Maybe I will try growing down.” 
So Grow-Up Brown began to sing
And started doing silly things:
He started making weirdie faces
And came in first in three-legged races.
All day he swung from monkey bars,
All night he’d lie and count the stars.
He tooted horns, he banged on drums,
He spent twenty bucks on chewing gum,
He went to all the weenie roasts
And once he thought he saw a ghost.
He got to be great at pillow fights
And went to sleep with his teddy at night.
He flew a kite, he kicked a can,
He rubbed some dirt upon his hands.
He drew some pictures, threw some stones,
Ate forty-seven ice cream cones.
He got some sand between his toes,
Got a loose tooth and a bloody nose.
He got a dog, they rolled in mud.
He imitated Elmer Fudd.
He climbed a roof (though no one asked),
He broke his wrist — he wore a cast.
He rolled down hills, he climbed up trees,
He scuffed his elbows, skinned his knees,
He tried to join the baseball team;
When they said no, he spit and screamed.
He cried when he was feeling sad
And went and cuddled with his dad.
He wore a hat that didn’t fit,
He learned just how far he could spit,
He learned to wrestle and get tickled,
Sucked his thumb, he belched and giggled.
He got his trousers torn and stained,
He ran out barefoot in the rain,
Shouting to all the folks in town,
“It’s much more fun, this growin’ down.”


"Growing Down" from EVERY THING ON IT by Shel Silverstein. @ 2011 Evil Eye, LLC. Published by HarperCollins Children's Books. ALL RIGHTS RESERVED. Used by permission.






Comentarios

  1. Por esas extrañas circunstancias de la red llegué aquí y no sabes como disfruté leer este poema, Salud por todos los Guidos que andamos por el mundo sin saber que se puede crecer al revés

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Reláfica de la Negra Hipólita, nodriza de Bolívar. Andrés Eloy Blanco

La brujita encantadora y su secreto admirador, Gregorio.

De AGUAMIEL. Neida Atencio